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Jornadas de Energía y Medio Ambiente

XXII Jornadas de Energía y Medio Ambiente

Nucleares y renovables, necesidad de la acumulación eléctrica

COGITIAR aborda la energía nuclear en la clausura de las Jornadas de Energía y Medio Ambiente.

La última sesión del ciclo, seguida por casi un centenar de personas, contó como ponentes con Yolanda Moratilla (IIE), Javier Carroquino (Intergia), Franco Di Persio (CIRCE) y José Luis Val (Exide).

¿Nuclear sí? ¿Nuclear no? El debate estaba servido en la cuarta y última sesión de las Jornadas de Energía y Medio Ambiente del COGITIAR, que llevaba por título ‘Nucleares y renovables: necesidad de acumulación energética’.

Sesiones

El precio de la energía abre las XXII Jornadas de Energía y Medio Ambiente de COGITIAR

La primera de las sesiones reunía en el nuevo salón de actos del Colegio a destacados representantes de Endesa, Red Eléctrica de España y el Consejo General de Colegios Oficiales de Graduados e Ingenieros Técnicos Industriales de España



Con un argumento de debate tan actual como controvertido, el del precio de la energía, arrancaban el jueves 10 de marzo las XXII Jornadas de Energía y Medio Ambiente que organiza desde hace más de cuatro décadas el Colegio de Graduados en Ingeniería e Ingenieros Técnicos Industriales de Aragón. Su decano, Enrique Zaro, daba la bienvenida tanto a los asistentes, que estrenaban el flamante y muy bien dotado tecnológicamente salón de actos, como a quienes seguían la sesión a través de internet, y que igualaban en número a los primeros demostrando que las formas de tomar parte en la vida colegial han cambiado, aunque el objetivo siga siendo el mismo, aprender y enriquecerse profesional y personalmente.

La primera de las jornadas reunía a tres primeros espadas de la ingeniería y de la energía como son el presidente del Consejo General de Colegios Oficiales de Graduados e Ingenieros Técnicos Industriales de España, José Antonio Galdón; el director general de Endesa en Aragón, Ignacio Montaner, y el delegado regional Nordeste (Aragón, Cataluña y La Rioja) de Red Eléctrica de España, José Ignacio Lallana.

Todos ellos abordaban el complejo asunto de los precios de la energía en un escenario de progresiva escalada e imprevisible contexto internacional debido entre otras cosas a una guerra, la de Ucrania, cuyas consecuencias, duración y ramificaciones son aún imposibles de atisbar, pero que, además de traer muerte, dolor y caos a Europa, va a afectar duramente a las economías de los países, de las empresas y de las familias.

El director general de Endesa en Aragón, Ignacio Montaner, explicaba cómo se conforman los precios y cómo intervienen las distintas tecnologías en este proceso que no es nada sencillo, y detallaba cómo su alza no beneficia en absoluto a las grandes empresas, que en muchos casos igualaron en 2021 los resultados obtenidos en el año inicial de la pandemia, 2020.

Muchos son los factores que intervienen en el negocio energético, como indicaba Enrique Zaro al recordar que producir, distribuir y comercializar energía son actividades muy diferentes pero necesarias, incluso en una sociedad tan sensible a estas cuestiones como la actual, que no acepta tecnologías que podemos volver a necesitar a corto plazo para ganar en independencia energética frente a terceros países.

La seguridad y calidad de suministro es clave en un país como el nuestro que avanza hacia la descarbonización y que goza de uno de los sistemas eléctricos más seguros del mundo, que aún lo sería más y a precios más ventajosos con un mayor grado de interconexión entre países. Para lograrlo trabaja cada día según su delegado regional Nordeste, José Ignacio Lallana, Red Eléctrica de España, el operador técnico y transportista del sistema eléctrico español, que no interviene en la conformación de los precios, pero sí en que cuando alguien demanda energía haya una fuente que la produzca, primando aquellas que son más sostenibles. Un enfoque central en una comunidad como la aragonesa, donde el porcentaje de generación de origen renovable dobla al de la media española.

El papel de la ingeniería es, si cabe, más importante con la energía en el centro del desarrollo económico y social, como indicaba desde la presidencia del Consejo General de Colegios Oficiales de Graduados e Ingenieros Técnicos Industriales de España José Antonio Galdón. A su juicio, hay que poner de manifiesto la función técnica de la ingeniería y los profesionales deben asumir responsabilidades para transformar la sociedad, utilizando la tecnología y sus capacidades industriales para bien. Galdón abogaba igualmente por realizar una planificación energética mejor que la que se ha hecho hasta ahora en España, que nos ha llevado en gran parte a la situación actual, y apostaba por el autoabastecimiento energético y por cambiar la forma en que consumimos energía, sobre todo la que no producimos nosotros y tenemos que comprar fuera.

A las exposiciones de los tres ponentes siguió un animado coloquio en el que no faltaron las preguntas técnicas sobre las ventajas de unas tecnologías frente a otras y acerca del grado de desarrollo presente y futuro de los equipos y máquinas implicadas en una actividad que resulta esencial para la vida y para la conservación del planeta.

Debate sobre economía circular en las jornadas de Energía y Medio Ambiente de COGITIAR

El salón de actos del Colegio acogió este jueves 17 de marzo la segunda sesión del ciclo, que contó con Carmelo Pina (BSH), Javier Sanz (Sisener) y Carmen Bartolomé (CIRCE) como ponentes



La revalorización de residuos, el reciclaje de materiales, la obsolescencia programada de los aparatos electrónicos, las trabas administrativas y la falta de políticas eficaces, entre otros asuntos de interés, centraron el debate en la segunda sesión de las Jornadas de Energía y Medioambiente que organiza el Colegio de Graduados en Ingeniería e Ingenieros Técnicos Industriales de Aragón (COGITIAR), y que este año alcanzan su XXII edición. El título ‘Economía circular como solución a la escasez de suministros industriales’ atrajo hasta el salón de actos del Colegio a una treintena de asistentes para escuchar las ponencias de tres expertos en la materia: Carmelo Pina Gadea, jefe de desarrollo de placas de inducción de BSH; Javier Sanz Osorio, director general de Sisener, consultoría e ingeniería especializada en el sector energético; y Carmen Bartolomé Rubio, directora de economía circular del CIRCE, centro tecnológico aragonés orientado al desarrollo sostenible.

La sesión arrancó con Carmelo Pina, quien expuso el compromiso del fabricante de electrodomésticos BSH para reducir un 15% los gases de efecto invernadero hasta 2030. Para lograrlo, la compañía cuenta con un programa de economía circular basado en seis pilares: diseñar los aparatos pensando en su durabilidad y reutilización; mejorar la reciclabilidad; medir el impacto ambiental de los electrodomésticos para implantar medidas de reducción; minimizar el uso de materiales críticos y eliminar sustancias peligrosas; emplear materiales reciclados o con menor impacto ambiental; e implementar modelos de negocio circulares. En este sentido, Pina apuntó iniciativas que se están llevando a cabo en países como Holanda o Alemania, donde se fomenta el alquiler de electrodomésticos para comunidades.

El responsable de desarrollo de las placas de inducción de BSH aseguró que desde las plantas de Zaragoza se trabaja para reducir el impacto de los materiales y los procesos implicados en la fabricación de los productos, ya que, según cuantificó, una cocina de inducción estándar genera un impacto de 540 kg de CO2 equivalente. “Hemos sustituido el niobio y el tántalo por otros materiales cerámicos, lo que supuso dos ventajas: nos ayudó a reducir 100 toneladas de emisiones de CO2 equivalentes el año pasado y a mejorar la disponibilidad de componentes electrónicos, buscando alternativas ante la escasez en el mercado”, destacó. Otros ejemplos de prácticas en BSH son la sustitución de un material clave para sus cocinas de inducción, el polipropileno virgen por el mismo elemento pero 100% reciclado, procedente de la industria alimentaria y de hospitales, o el cambio en el embalaje no solo para proteger mejor el vidrio cerámico, sino también para optimizar el transporte.

Por su parte, Javier Sanz, de Sisener, evidenció con cifras que España es “donde menos se recicla en Europa, además de exportar cantidades ingentes de residuos a China y Malasia para que sean quemados allí, porque en España hay una política de vertedero en lugar de una política de revalorización” y se mostró crítico con la administración. “Para reciclar y revalorizar hay que utilizar tecnología porque, a diferencia de la naturaleza, nosotros no tenemos un tiempo infinito para hacerlo. Pero no se puede si no se asegura la rentabilidad y si no hay un marco y apoyo para desarrollarla”, denunció. Sanz apostó por que haya “una administración que regule y supervise todos los sistemas de gestión de los residuos, y que no solo se limite a tramitar legislativamente la documentación”, si bien reconoció que “le faltan medios”. Sobre esto, señaló que en otros países se permite la subcontratación de empresas homologadas para agilizar los procesos, tareas en las que instituciones como COGITIAR podría colaborar.

También desde el CIRCE, Carmen Bartolomé quiso sumarse a esta reivindicación. “Deberíamos ir de la mano con la administración para financiar el desarrollo de tecnología y asegurar su rentabilidad, pero también para penalizar aquello que no se está haciendo bien”, dijo en referencia a campos de actuación como los purines o los neumáticos. “Tiene que regular y no mirar para otro lado”, exigió. Asimismo, la directora de economía circular del CIRCE avanzó que se está trabajando en un pasaporte para reutilizar las baterías, ensayando nuevas vías de recuperación de sus elementos. “Primero, por su impacto ambiental porque son materias primas raras; y segundo, por la dependencia que se tiene del origen de esos metales”, argumentó.

El decano del Colegio, Enrique Zaro, actuó como moderador del debate y planteó cuestiones de actualidad, como la recuperación de las pilas de litio, la aparente obsolescencia programa de algunos aparatos y electrodomésticos o el reciclaje de los parques eólicos. En este sentido, Carmen Bartolomé apuntó que el principal problema reside en los materiales compuestos o composites, que no son fácilmente reciclables. “Se está trabajando en procesos de pirolisis para extraer los componentes y volver a introducirlos en el proceso productivo, pero todavía son tecnologías en desarrollo”, dijo.

Durante el coloquio también se puso de manifiesto la vertiente social de la economía circular. Al respecto, el experto de BSH destacó la colaboración de la multinacional con la Asociación Española de Recuperadores de Economía Social y Solidaria (AERESS), mediante la cual, gracias a una formación previa por parte del servicio técnico de BSH, esta entidad reacondiciona electrodomésticos usados y los comercializa, generándose una nueva industria.

Las oportunidades que ofrecen las renovables en Aragón, eje de la tercera sesión de las Jornadas de Energía y Medio Ambiente de COGITIAR

Jesús Lobera (INAGA), Mario Rodríguez (ECODES) y María Blanca Simón (Universidad de Zaragoza) ejercieron como ponentes del acto celebrado este jueves 24 de marzo en el salón de actos del Colegio



La tercera sesión de las Jornadas de Energía y Medio Ambiente de COGITIAR ofreció tres interesantes puntos de vista sobre los ‘Límites y oportunidades de las energías renovables en Aragón’, con la participación como ponentes de Jesús Lobera Mairel, director general del Instituto Aragonés de Gestión Ambiental (INAGA); Mario Rodríguez Vargas, director asociado de Transición Justa y Alianzas Globales de ECODES; y María Blanca Simón Fernández, profesora titular de la Facultad de Económicas de la Universidad de Zaragoza. El ciclo afrontaba así un asunto de máxima actualidad y en el que los colegiados del COGITIAR tienen especial protagonismo, ya que los arquitectos técnicos industriales intervienen en el 70% de los proyectos.

María Blanca Simón abrió el acto con su exposición del estudio ‘Impacto ambiental, social y económico de los proyectos de energías renovables eólicos y fotovoltaicos en Aragón’ para el periodo 2022-2024, elaborado por su departamento a partir de los datos facilitados por el Clúster de la Energía de Aragón (CLENAR). Tras explicar la metodología aplicada, Simón puso de manifiesto que 100 megavatios de energía eólica suponen para la comunidad 115 millones de euros de inversión, en torno a un millar de puestos de trabajo (entre creación y mantenimiento), 100.000 toneladas de emisiones de CO2 que se evitan y 18.000 toneladas de petróleo que no es necesario importar, además de la correspondiente recaudación de impuestos. Las cifras son algo inferiores en el caso de la energía fotovoltaica, si bien, en general, la profesora destacó que el de las renovables “puede situarse como el segundo sector tanto en PIB como en empleo, por detrás de la industria agroalimentaria y por delante de la automoción”.

Mario Rodríguez, portavoz de ECODES en la sesión, endureció el tono del discurso ante el momento de “emergencia climática” que vive el planeta y reconoció que “nos vamos a tener que mover en la imperfección porque no hay tiempo para probar medidas y a esperar a ver si funcionan o no”. Rodríguez mostró su preocupación por el rechazo social que están cosechando los proyectos de instalación de renovables. “Corremos el peligro de que se conviertan en inmanejables, por lo que hay que tener inteligencia emocional para que algo con lo que nos estamos jugando el futuro tenga aceptación social”, opinó. En este sentido, apostó por hacer “labor pedagógica” para “atajar a tiempo estos fenómenos y que no se pierda el relato de algo que era bueno y ahora ya no lo es”, dijo en alusión a las recientes protestas en contra de la construcción de parques eólicos y fotovoltaicos en algunas zonas de Aragón. “Claro que hay que escuchar las razones de los demás y repensar algunas cosas, pero no podemos parar”, añadió.

Asimismo, Rodríguez afirmó que las placas en tejados para autoconsumo no son suficiente para solucionar los problemas energéticos que tiene el país e insistió en la importancia de reforzar las administraciones ante la “avalancha de proyectos” que reciben. “Se pueden ver desbordadas y es fundamental una buena planificación, porque parece que hay muchos más proyectos de los que finalmente se aprueban, lo que genera eslóganes como ‘renovables sí pero no así’. A mi juicio, ‘renovables así, sí’’, sentenció.

Por último, el director general del INAGA, Jesús Lobera, se alineó con parte del mensaje de Rodríguez. “Dicen que renovables así no, pero tampoco dicen cómo. Tenemos un gran interés en que se cree un nivel de pedagogía claro y objetivo para explicar de qué se trata, qué posibilidades y qué necesidades tiene Aragón, teniendo en cuenta los datos. De esta forma, la contestación social no sería creciente y los ciudadanos estarían mejor informados, porque la inmensa mayoría no tiene ni idea de lo que esto supone y así podrían opinar fuera de motivos ideológicos”, consideró.

Respecto al rechazo social, el director general del INAGA también planteó como solución las zonas de compensación en los parques. “Los efectos sobre la biodiversidad y el paisaje existen, pero son solucionables. O, a lo mejor –planteó- nos tenemos que acostumbrar a un nuevo paisaje. Es eso o nada”, dijo contundente. Después de apuntar que en la pasada legislatura se sacaron adelante más de 6.000 megavatios de renovables, Lobera instó a la sociedad a “empezar a pensar en sobrevivir” y resumió las ventajas con las que cuenta Aragón en esta misión: “mucho suelo, buen recurso sol, buen recursos viento y poca gente”.

COGITIAR aborda la energía nuclear en la clausura de las Jornadas de Energía y Medio Ambiente

La última sesión del ciclo, seguida por casi un centenar de personas, contó como ponentes con Yolanda Moratilla (IIE), Javier Carroquino (Intergia), Franco Di Persio (CIRCE) y José Luis Val (Exide)



¿Nuclear sí? ¿Nuclear no? El debate estaba servido en la cuarta y última sesión de las Jornadas de Energía y Medio Ambiente del COGITIAR, que llevaba por título ‘Nucleares y renovables: necesidad de acumulación energética’. La calidad de los ponentes, y el compromiso que mostraron con la defensa de sus respectivos argumentos, contribuyó a poner un broche de oro a la XXII edición de este ciclo, ya consolidado en las agendas de los colegiados y que ha recibido el respaldo de medio millar de asistentes, de manera presencial y online, durante los cuatro jueves del mes de marzo.

El panel de expertos reunió a cuatro perfiles distintos y complementarios que, con sus argumentaciones, plantearon numerosas dudas entre el público. Rompió el hielo Yolanda Moratilla, presidenta del Comité de Energía y Recursos Naturales del Instituto de la Ingeniería de España (IIE) y profesora e investigadora de la cátedra Rafael Mariño de Nuevas Tecnologías Energéticas de Comillas-ICAI, quien apostó abiertamente por la energía nuclear “pero no en contraposición con las renovables, porque todas son necesarias”. En su opinión, se tendrá que dar marcha atrás al cierre total de las centrales nucleares previsto en España para 2035. “De lo contrario, hay que tirar del carbón y del gas, y ya estamos viendo los problemas que esto nos causa”, dijo en referencia a la guerra de Ucrania y la dependencia del gas ruso.

Moratilla afirmó que “no hay evidencia basada en la ciencia de que la nuclear cause más daño al ser humano o al medio ambiente que otras tecnologías de producción eléctricas incluidas en la taxonomía europea como actividades que contribuyen a la mitigación del cambio climático”. Entonces, ¿qué argumentos se emplean en su contra? La presidenta del IIE se encargó de rebatirlos uno por uno: “No emite CO2, por lo que no contribuye al cambio climático; si cerrásemos las nucleares nos quedaríamos sin inercia, por lo que aumentaría la probabilidad de sufrir apagones; demanda agua para su refrigeración, sí, pero una central de 1.000 megavatios requiere menos del 7,5% del caudal del río Manzanares; es cara, pero no más que la eólica y la solar; sufre retrasos y sobrecostes, pero eso sucede siempre con los primeros prototipos; necesita uranio para funcionar, una materia prima cuyo precio está subiendo, pero su ubicación está muy diversificada y solo se necesita una vez cada dos años, por lo que se podría hacer aprovisionamiento sin problema; se dan accidentes y muertes, pero Chernóbil fue provocado y en Fukushima no hubo fallecidos”. En resumen, según Moratilla, “la nuclear es el complemento perfecto de las renovables para luchar contra el cambio climático porque es segura, competitiva por la estabilidad de precios, los residuos están confinados y ocupan poco espacio y es la que menos CO2 emite en todo el ciclo de vida”.

Tanto sus argumentos como su receta de combinar un 70% de renovables con un 30% de nuclear encontró una oposición frontal en Javier Carroquino, director de Tecnología de Intergia Energía Sostenible, quien, con documentación, desmontó algunos “bulos” -como él los calificó- mencionados por Moratilla al señalar que “en España es muy improbable que se produzca un apagón, la nuclear sí emite CO2, no es completamente segura y sus residuos no están solucionados”. Asimismo, subrayó que actualmente hay tres centrales nucleares en construcción en Europa “y todas acumulan sobrecostes e importantes retrasos”. Por eso, se mostró partidario de “no cerrar las nucleares, pero tampoco invertir en ellas, y menos con dinero público” y afirmó que “la gran oportunidad de este país es seguir con el liderazgo de las energías renovables.

Encendido el debate, el especialista en almacenamiento de energía del Centro de Investigación de Recursos y Consumos Energéticos (CIRCE) Franco Di Persio echó agua al fuego con una explicación objetiva de los ciclos de carga de las baterías según las distintas tecnologías – mecánica, termal, química, electroquímica y eléctrica-, con sus ventajas e inconvenientes.  Así, sobre las baterías de iones de litio, “impulsadas por el sector de la movilidad”, señaló que reducen el coste muy rápido y mejoran el rendimiento, con un rápido despliegue y, por tanto, muy competitivas. En cuanto a las centrales hidráulicas de bombeo, en su opinión se trata de una tecnología “madura, pero es necesario desarrollar más innovación para optimizar costes y mitigar el impacto ambiental, si bien es óptima para el almacenamiento estacional a largo plazo”. Por último, respecto al hidrógeno, indicó que es “deseable” para el almacenamiento estacional a largo plazo, pero que requiere mayor innovación para reducir los costes del H2 verde (de renovables) “porque todavía no es competitivo con el procedente del combustible fósil” y para mejorar la eficiencia. “Todas las tecnologías son válidas, aunque tengan puntos débiles”, dijo Di Persio, antes de incidir en que el almacenamiento “es fundamental para asegurar la calidad y la fiabilidad del suministro eléctrico procedente de las renovables”.

Para concluir, José Luis Val, director de Proyectos de Exide, hizo un recorrido por la trayectoria de la compañía, que fabrica 20 millones de baterías al año y cuenta con nueve factorías en Europa, una de ellas en Zaragoza (La Cartuja). Allí tiene 440 empleados, que producen un amplio abanico de baterías con tecnologías de plomo capaces de cubrir muchas aplicaciones: carretillas elevadoras, automoción, submarinos, placas solares… La firma, que también se ha introducido en el segmento del litio, dispone de herramientas para la gestión de los residuos de sus productos. “Las baterías de plomo son 100% reciclables y el proceso para llevar esto a cabo está muy consolidado”, explicó Val. “El 99% de sus componentes se reciclan, para lo que tenemos tres plantas en Europa. Se extrae el plástico y el plomo, con el que se forman lingotes para fabricar nuevas baterías”, afirmó antes de augurar que” la demanda de litio va a crecer de una forma brutal debido al auge del vehículo eléctrico”.

Tras escuchar a todos los ponentes, el decano de COGITIAR, Enrique Zaro, fue el encargado de cerrar estas exitosas jornadas con un mensaje muy positivo. “El futuro es Ingeniería, en todas sus disciplinas. Lo que nos viene es fabuloso”, concluyó.

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